IN MEMORIAM

BERENICE DE MIRAVAL

(n. 19 Diciembre 2004  /  16 Febrero 2005)

 

Mi pequeña Berenice parecía un bebé sano y completamente normal al nacer

pero a los 8 días de vida empezó a quejarse y a comportarse de manera extraña, y descubrí que su anatomía era diferente a la de sus robustos hermanos Bembo y Ossián: Berenice tenía el pecho plano, también denominado "pectus excavatum", en inglés, FCK (flat chested) kittens [véase artículo].

Intenté averiguar cuanto fuera posible sobre la enfermedad, tratando de ayudar a mi niña a sobrevivir. No encontré demasiadas cosas, aunque en algunas páginas 

http://www.craigmcfeely.force9.co.uk/Rameses/fck.html

me daban esperanza de supervivencia y a ella me aferré desde el primer momento. ¡Berenice era tan preciosa, luchaba con tantas fuerzas por vivir!!!!

A los diez días de vida empezó a perder peso y a diferenciarse cada vez más de sus hermanos. A pesar de los biberones de leche maternizada para gatitos, las inyecciones de Catosal, las vitaminas... Berenice no conseguía tener un desarrollo adecuado a su etapa de crecimiento. La diferencia iba haciéndose cada vez más y más abismal con respecto a sus hermanos:

BEMBO

OSSIAN

BERENICE

3 semanas

404

394

192

5 semanas

587

515

245

7 semanas

876

795

263

Mi Berenice no ganaba peso, apenas crecía, le salieron los dientes, caminaba, correteaba por la habitación, pero nunca jugó con sus hermanos y apenas podía mamar de su madre a causa de la malformación de su pecho.

Cuando cumplió un mes empecé a alimentarla con Hill´s a/d, dándoselo en mi mano, después ella aprendió a comerlo de una cucharita, como un pequeño gorrión. Le gustaba, parecía feliz mientras comía... pero muchas veces, después, se quejaba como si en su aparato digestivo hubiese algo que tampoco iba bien. Me recordaban los cólicos del lactante de mi hija cuando era un bebé de pocos meses. Y, como ella, Berenice se tranquilizaba si la cogía en mis brazos y la acunaba, envuelta en una toallita caliente.

Creía que lo peor había pasado, estaba convencida de que sobreviviría a pesar de su bajo peso, porque Berenice comía, andaba, sabía evitar los peligrosos juegos de sus hermanos, buscaba el calor de su madre, incluso mamaba algunas veces...

Pero el 9 de Febrero se acatarró, y aunque rápidamente el veterinario la puso en tratamiento con antibióticos y la gatita parecía reaccionar y recuperarse, el domingo 13 por la noche, mientras el edificio Windsor ardía en Madrid, ella empeoró  y comenzó a mostrarse letárgica, era incapaz de tragar nada y se debilitaba y consumía rápidamente... aún así yo seguía esperando el milagro, porque tantas veces la había visto caer y levantarse, hundirse en su mundo de sueños para regresar después, despertando siempre a la vida con esa fuerza interior que contrastaba tanto con su fragilidad física... mi pequeña, querida, inolvidable Berenice...mi Fénix.

No, ya no te veré nunca más corriendo hacia mí con tu cuerpecito diminuto, llamándome, ronroneando en mis manos mientras te alimentaba o te hablaba, acariciándote. Esta mañana, al ir a verte nada más despertarme como todos los días, ese hálito que creía sentir en tu cuerpecillo era sólo un sueño, estabas aún tibia, pero sin vida, tronchada, rota para siempre. Ya no podía seguir esperando, soñando con una Berenice que corriese por las escaleras o saltase sobre los muebles, a la que regañar, a la que ver crecer y que envejecería a mi lado para siempre. Sé que hiciste todo lo que pudiste por seguir a mi lado, que incluso cuando ya apenas tenías fuerzas ni ganas, comías por mí, tragabas agua por mí, soportabas las inyecciones por mí, sobrevivías aferrada a mis sueños, luchabas a mi lado, como si mi felicidad fuese aún más importante que la tuya. Porque tú siempre supiste que ibas a morir pronto, lo gritaban tus ojos enormes de un color indefinido, verde y gris, surcado por finísimas vetas de color púrpura, como un campo de amapolas sangrientas en tu retina. Y yo no quería verlo.

Descansa por fin en paz, mi niña, Berenice de cabellera de fuego, princesa Pulgarilla del mundo de las hadas felinas, descansa, tú sabes lo mucho que te quiero y te querré siempre. Siempre. Eternamente.

 

16 Febrero 2005